Dejar salir tu voz interior

Hoy leía una reflexión que escribió  Maritchu Seitun acerca de escribir.  Ella dice que no es novelista ni poeta y  lo hace para compartir conceptos, ideas y reflexiones que le hubiera gustado conocer más tempranamente en su vida como mamá. Esto despertó en mi,  algunas reflexiones.  ¿Por qué escribo yo? Creo que fue un modo de salir de casa,  estando  en ella. En ese salir,  abrí la puerta a un mundo nuevo, desconocido, una verdadera aventura, donde no existe un rol familiar. Es una especie de exploración sin estructura en la más absoluta libertad,  sin estar circunscripta a ninguna de las actividades que desempeñé hasta ahora. ¿Para quién escribo? Escribo para mi, para poner en palabras todas las emociones que tengo dentro y necesito expresar. Sin intención ni propósito consciente, puede que aquello que escribo sea de utilidad para quien lo lea porque quizás se vea reflejado o representado en mis dudas, en mis tribulaciones, en las preguntas que me formulo a mi misma. ¿Cuándo escribo? Cuando estoy triste o feliz, distendida o cansada, aburrida o entretenida, tranquila o enojada. No existe un «tengo que escribir». Elijo escribir porque me hace bien a mi. Siento que mi yo interior se puede expresar: gritar, susurrar, reir, llorar , decir, callar,. Mis pensamientos se traducen en palabras,  a veces de modo fluido a veces no tanto y esto tiene que ver con la dificultad de dejar salir la emoción que me invade.  ¿Con quién estoy cuando escribo? ¿En soledad conmigo misma? Pareciera una contradicción porque si estoy conmigo,  no estoy sola. Aprendí a estar conmigo y a escucharme, en esos diálogos internos que a veces me dejan con más preguntas que respuestas. ¿En qué momento del día escribo? Cuando me surge la necesidad de hacerlo, que actualmente es por la mañana. ¿Sobre qué temas escribo? Sobre las situaciones que atravieso a diario. Cada una de ellas tiene un sentido, un propósito que en ocasiones puedo ver con más claridad y  otrora me lleva más tiempo verlo. Cuando tengo dificultades para ver, comprender y luego incorporar, la vida es generosa porque la situación se repite en distintos ámbitos,  para que no pueda escapar de tener que enfrentarlo o seguir topandome con ella en todas partes. Alguna vez leí que la vida es una escuela donde a medida que vas aprendiendo vas pasando al grado siguiente, la dificultad de aquello con lo que te encontras tiene relación directa con tu preparación y el momento de crecimiento que uno atraviesa. Cada uno elige cuanto tiempo puede llevarle pasar al siguiente nivel. Hoy,  cuando empecé a escribir estaba triste, y ahora me siento mejor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *