Testimonio 24

«Tuve la suerte de conocer a Ana en el momento justo. Hacía tres meses que había renunciado al estudio jurídico en el que trabajaba como abogada porque hacía rato me había achanchado y no crecía. Sin embargo, me daba mucho miedo largarme sola y luego de juntar fuerzas me independicé y empecé a ejercer por mi cuenta. Luego conocí a Ana de casualidad y tomé una clase por una duda de un tema específico. Después de esa clase me di cuenta que había muchas cosas que podían hacerse mucho mejor de lo que había aprendido en el estudio anterior, la importancia del derecho procesal, y que esa clase había sido una pequeña muestra. A partir de allí comencé a tomar las clases de mentoría de forma semanal descubriendo otra manera de analizar un caso, otras formas de hacer una demanda, de responder escritos, armar estrategias, es decir, de ejercer la profesión. Fue como construir de nuevo sobre las bases que ya tenía. Gracias a la mentoría me animé a agarrar casos de temas nuevos y mejorar lo que ya sabía.Recomiendo muchísimo la mentoria y las capacitaciones si están dudando en largarse solos o si recién arrancan a ejercer.»