La belleza inesperada del amor familiar

Hoy es el cumpleaños de mi suegra, la madre de mi esposo, la abuela de mis hijos, Eloisa Noemi Sueldo, originaria de la Ciudad de Las Junturas, Provincia de Córdoba. Creo que es momento propicio para escribirle aunque ella no pueda leer estas palabras porque hace más de 10 años está afectada por una enfermedad degenerativa. Lucy, como se bautizó ella misma, se casó con Reynaldo Leonardo Juan Barberis -alias Cacho- el 12 de agosto de 1961 y enviudó a los 9 años de casada, tenía 30 años. Crío sola a dos hijos varones. Mi primer contacto con ella fue a través de una carta que yo le escribí tuteándola y que ella me respondió con un trato distante. A partir de ahí, durante toda nuestra relación la trataría  de usted.  Una mujer fuerte, que trabajó toda su vida. Una mujer callada que no compartía sus recuerdos, quizá por la tristeza que eso le generaba. Podría decirse que conozco más de su historia y la de Cacho, a partir de relatos y fotos que generosamente mi cuñado Marcelo ha compartido con nosotros que,  a partir de las charlas que nunca tuvimos. Así pudimos reconocer que nuestro noviazgo con mi esposo, fue un noviazgo a distancia como lo fue el de sus padres, que se casaron jóvenes como nosotros y que andaban en moto al igual que nosotros.  Todos los actos de la vida contienen una belleza inesperada, está en cada uno poder verlo. La enfermedad fue un acto de amor, porque a partir de ella, volvimos a unirnos como familia, recorrimos a través de fotos y relatos la historia y recuperamos a todos los personajes de ella. Armamos el árbol familiar. Pudimos reconocer a Cacho, reencontrarnos con él, cada uno desde su lugar. Como padre, como abuelo como suegro.  Pudimos conocer a una Lucy distinta,  intrépida porque andar en moto en los años 60 no es lo mismo que hacerlo en los 90, audaz porque tener un noviazgo a distancia en 1957 no es lo mismo que en 1986.  Las raíces nos permiten estar bien plantados y nos dan fuerza para crecer. Comprender,  nos permite amar las cosas como son, sin necesidad de cambiar nada porque todo es perfecto como es.  Después de todo,  a veces tenemos más cosas en común de las que pensamos y en esas cosas está la belleza inesperada de la vida. Feliz cumpleaños Lucy, gracias por su amor.

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