Alguien tiene que hacer el trabajo… ¡Yo… la que todo lo puede!

Pablo y Lorena trabajan en el mismo lugar.

Pablo es Jefe de personal. Organiza su día, pasa por la oficina unas horas y gran parte de la jornada la destina a otras actividades personales.

Lorena es personal administrativo, tiene carácter y capacidad de organización. Tiene buen trato con la gente, coordina horarios, tareas, se ocupa de que cada uno haga su trabajo, que todo marche.

¿Por qué hay personas altamente capacitadas que se estancan en un puesto? ¿Qué tareas realizan en ese puesto? ¿Esas tareas están dentro de sus incumbencias? ¿Será que desde su puesto o cargo realiza tanto que oculta o tapa  que hay personas que no hacen su trabajo? ¿A qué costo se sostiene la estructura? ¿Quién paga ese costo?

Durante el transcurso de estas semanas, en distintos ámbitos pude observar la repetición de estas situaciones.

En algunos casos la situación se mantiene sin mayores inconvenientes, en otros, esa persona que sostiene la estructura empieza a sentir que la organización le debe algo por todo lo que hace. Así comienzan las quejas, el reclamo, el rencor, hasta que la situación se hace tan insoportable que el vínculo se rompe.

La organización perderá a alguien valioso, capaz, que sostenía la estructura y la persona perderá su trabajo.

Difícilmente la organización como ente pueda analizar cuál fue la causa del deterioro que determinó la ruptura del vínculo. En ese caso, es probable que la situación se repita y el cargo  se transforme en una especie de fusible, expulsando tarde o temprano a la persona que lo ocupe.

La persona desvinculada probablemente esté tan enojada y con un reclamo originado en una deuda interna tan grande,  que piense que un proceso judicial puede ser la respuesta.

Mirar el caso desde un lado o desde el otro no permite una compresión general del sistema. Hay una responsabilidad conjunta.

Por parte de la persona desvinculada parecería necesario efectuar una evaluación que permita aclarar: ¿Cuál fue la función para la cual fue contratada? ¿Qué tareas implicaba la función? ¿Por qué asumió obligaciones que no le correspondían? ¿Que se le pone en juego a ella cuando hace más de lo que corresponde? ¿Por qué prefiere asumir responsabilidades que no corresponden en lugar de dejar en evidencia que hay algo que no funciona?

Por parte de la organización parecería conveniente efectuar una evaluación de las funciones y obligaciones de cada cargo para ajustar la estructura, medir el grado de satisfacción de las personas con los cargos y las funciones,  abrir un espacio de escucha para propuestas que permitan corregir situaciones de desequilibrio.

Estas acciones permitirán a ambas partes capitalizar la experiencia de haber pasado por una desvinculación, elaborar y comprender las causas, asumiendo la responsabilidad que le corresponde a cada uno y, por último,  aprender de ella para evitar futuras repeticiones.

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