La tan denostada audiencia de conciliación.

¿Cuál es la finalidad de una audiencia de conciliación?

Intentar un acuerdo entre las partes que ponga fin al litigio que mantienen.

¿Cómo debería plantearse?

La persona a cargo de la audiencia debería leer el expediente, analizar jurídicamente cómo está planteado, qué argumentó cada parte y cuál es la prueba que permitirá dirimir el debate necesario para arribar a una sentencia.

Con esa información conversar con cada parte utilizando el análisis que efectuó para mostrar los riesgos de continuar con el trámite y cómo podría terminar a partir del desarrollo habitual. 

Si la información que se proporciona en la audiencia es genérica y no analiza el caso en particular, las partes pueden continuar en el convencimiento que sus argumentos son buenos y no existe riesgo alguno.

¿Qué pasa si la persona que lleva adelante la audiencia no leyó el expediente?

En el mejor de los casos, cada parte le indica cuál ha sido la postura que ha asumido en su escrito de demanda y en la contestación, pero la información es tanta que no puede procesarla en ese momento y menos aún analizarla jurídicamente para evaluar la razonabilidad de los planteos y si la prueba ofrecida permitirá acreditar lo argumentado. 

En el peor de los casos, la audiencia es un trámite administrativo que consiste en preguntar si hay alguna posibilidad de acuerdo sin realizar gestión alguna para que ello ocurra.

¿Cómo sigue el proceso?

En el mejor de los casos, se analiza el expediente en forma previa al dictado de la sentencia. En el peor, se arma una sentencia y luego se busca la prueba que permita sostener la conclusión.

Para pensar…

Si cada una de las personas intervinientes en un proceso judicial cumple su función, entre todos dignificaremos la tarea que llevamos a cabo. De este modo se elevará el nivel de discusión y traeremos luz ante tanta oscuridad. Amar lo que uno hace es un privilegio que pocos tenemos. 

Presentar un buen escrito,  fundado, analizado, bien redactado tiene que ver con el respeto y el amor a nosotros mismos y a nuestra profesión.  

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